Descripción

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SINOPSIS
COMO DOS GOTAS DE SANGRE. Sandra de la Rosa es inspectora de la brigada de homicidios.
Es una mujer joven, tal vez demasiado para la responsabilidad que le han dado al dirigir una brigada especializada en los casos criminales más complicados, pero es una persona muy segura de sí misma y sabe que está perfectamente preparada.
Tres años después de estar al frente de su equipo se va a enfrentar al mayor reto de su carrera: llega a sus manos un caso que, en principio, solo parece ser la extraña desaparición de una chica de la alta sociedad.
No existen motivos para una huida voluntaria, no aparenta ser un secuestro, pero tampoco encuentran su cuerpo. Todos los sospechosos implicados en su desaparición tienen coartadas y ni ella ni su equipo encuentran algo a lo que aferrarse.
Sin embargo, Sandra empieza a descubrir detalles que coinciden demasiado con recuerdos de su pasado y que la obligan a pensar que, si todo es como parece, se enfrenta a un asesino en serie: a uno que ya ha actuado antes y que no deja pistas.
Hasta que, gracias a una simple casualidad, descubren un hilo del que empezar a tirar y todo empieza a encajar.
Pero ese puzle, que pieza a pieza se recompone, les llevará a darse de bruces con una realidad que Sandra nunca hubiera podido imaginar.
LA CHICA DE LOS TRES DÍAS. Cuando Sandra de la Rosa se reincorpora a su trabajo, tras apartarse de él por las especiales circunstancias que surgieron a raíz de la detención del «asesino de los números romanos», se encuentra con que, en un remoto lugar de una carretera, a media hora de Madrid, se acaban de descubrir seis cadáveres.
Todo parece indicar que un asesino en serie ha estado matando, durante varios años, con total impunidad.
Deberá intentar resolver el misterio con su equipo, al que se ha incorporado, de forma provisional, un excelente inspector, Mario de Vargas, que acaba de ser destinado a homicidios.
Pero conforme avanzan en la investigación, se dan cuenta de que hay algo muy extraño en todo aquello: chicas que desaparecen y son asesinadas, y otras que aparecen, de manera extraña, al cabo de tres días.
Son dos sucesos que parecen no tener nexo entre ellos, pero que la conducen a una excepcional disyuntiva: coger a un asesino en serie y atajar un delito que, en teoría, no existe.
LA BARAJA DE LA DAMA FRANCESA. En una cena de gala a la que asiste la inspectora Sandra de la Rosa, una insólita agresión rompe la armonía del acto, implicándola a ella y a Mario, su novio, que asisten como invitados.

Los motivos parecen sacados de una película de ficción, pero afectan a personas muy próximas a ella.

Cuando comienza a investigar es consciente de que el motivo que ha originado esa agresión ha prescrito, pero Sandra sabe que un depredador como ese jamás deja de actuar y que, con seguridad, lo seguirá haciendo.

Necesita atraparlo para retirarlo de la sociedad y que pague por sus crímenes.

No obstante, cuando consigue las pruebas suficientes para detenerlo, se da cuenta de que hilo que lleva hasta él es, en realidad, una increíble tela de araña, un caso con una complejidad tan extrema como jamás hubiera imaginado.

Y también le hace conocer a una persona con la que nunca hubiera querido tenerse que enfrentar: «La Dama Francesa». LOS TRES MANDAMIENTOS. Ha pasado ya un año desde la resolución del caso de la Dama Francesa. La brigada DLR, dirigida por Sandra de la Rosa y que está compuesta por los mejores efectivos del departamento, sigue solucionando la mayoría de los casos de desapariciones y homicidios que el comisario les asigna.
No obstante, y pese a la complejidad de su trabajo, ninguno de ellos saca lo mejor de ella y de sus hombres. Nada que ver con los últimos que tuvieron que resolver, algunos de ellos de una extrema complejidad; no aparece en su horizonte un verdadero reto que los lleve al límite.
Sin embargo, aunque aún no lo sabe, se va a encontrar con un caso diferente a cualquiera que haya vivido nunca, con un asesino radicalmente distinto a cualquier otro que haya conocido en su vida profesional.
Será un desafío que la desesperará, a ella y a todo su equipo, porque los indicios apenas existen y, a pesar de tener mucha información sobre el asesinato, incluido el modus operandi del sujeto, no encuentran nada que los pueda acercar hasta el responsable.
Y, como ocurre siempre, todo surge a raíz de la aparición de un cadáver. Pero en este caso hay algo muy diferente: es de una mujer, está desnuda y la han crucificado bajo un olivo, en el sureste de la Comunidad de Madrid. Todo parece apuntar a un asesinato ritual vinculado con la religión.
Sin embargo, a lo largo de su resolución, Sandra se dará cuenta de que, muchas veces, no todo lo que parece ser, lo es en realidad.
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